Sofía hace allioli.
Es más tarde de lo normal. El contador de pasos ha llegado a los 10 mil pasos prontito hoy.
También ha sonado el despertador, a pesar de ser domingo. Pero teníamos ganas. Ganas de romería , por fin.
Una tradición más. Levantarse antes de las 8 para preparar los pañuelos, el pan, los bocadillos. Todo.
Con la pandemia se paró el mundo y nuestras tradiciones. Esas tradiciones que algunas ya escribí de ellas pero otras las guardé para un día como hoy.
La romería, tiene sentido hasta para mi, que soy atea declarada. Pero tengo mi estampita de mi Quiteria que me regalo mi madre siempre muy cerca. Mi pañuelo rojo, heredado. Mis cintas romeras colgadas del coche... Y cada uno de los miembros de mi manada tiene su pañuelo.
Además, Sofía y yo, llevamos nuestra cinta con un broche que representa a nuestra reina morena.
Una de las tradiciones más bonitas que me gusta cumplir, aunque cuesta un
poco, es hacer sonar la campana de la ermita. Suerte la mía que Sofía ya va
siendo un poco más mayor y ya no solo tiro yo de la cadena. Hoy, la hemos
hecho sonar por primera vez sin ayuda. Lo logramos!! El año que viene, espero
que se una al equipo Mario. Objetivo cumplido.
Hemos ido, después de esperar tanto tiempo. Seguimos cumpliendo nuestras particulares tradiciones.
A esperar que esta tarde pase por debajo de casa, está vez acompañada, nuestra Quiteria, para pedirle salud para los nuestros.
Es domingo, Sofía hace allioli y yo...cerveza fresca.
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