Es domingo. Sofía vuelve a no estar por la labor de hacer allioli. Desde que venimos al pueblo los fines de semana, lo hace el sábado con el pretexto de que haga patatas bravas para cenar y el domingo se escaquea a la piscina. Vive allí casi.
Si alguna vez queréis encontrarme en el pueblo, es fácil. Giras por los bomberos y al lado de la piscina. No hay pérdida.
Y eso me da pie a escribir sobre el tema que lleva rondando mi cabeza toda la semana. El fuego. Los incendios. La barbaridad de ver como se pierde todo en un segundo.
Tener fotos y paisajes así, no es fruto de la casualidad.
Recuerdo cuando vine por aquí la primera vez, lo que me llamó la atención fue la cantidad de animales que había. Vacas y ovejas sueltos, comiendo hierba en las montañas. Mirabas y, en cualquier rincón había animales.
Ahora, cada vez menos. Las exigencias para tener animales son enormes. Las ganas de la gente joven de tener una vida "rural" se apaga. Y la prevención en materia forestal, deja mucho que desear.
Cuando yo era pequeña, existía el ICONA. Recuerdo que el cole nos daban charlas de prevención de incendios, incluso algún concurso se hacía. Se veía gente por los montes quitando maleza en invierno. Ver animales no sorprendía.
Ahora.. Ay ahora, no quites una ramita de romero no vaya a ser que sea terreno protegido.
No metas un animal, no vaya a, ser que se coma una planta rara.
Las brigadas forestales, en invierno todos al paro, que no tienen trabajo que hacer.
Anoche, salieron los bomberos de aquí. Se fueron a la Sierra de Espadan. Me han contado cuando han vuelto esta mañana, que estuvieron realizando el perímetro a azada y no con agua, porque hay mucho miedo viendo el panorama que hay en toda España.
Es domingo, Sofia se va a la piscina yo... Me tomaré un vermut blanco mientras hago allioli.